domingo, 25 de agosto de 2013

She wolf

Me dejé  las uñas crecer tras una noche de luna llena.
Me di cuenta de que ésta me afecta más de lo normal… sin saberlo, me transforma. Me vuelve irascible, colérica, rabiosa, furibunda… e incluso irritable. Transmuta mi propio yo, mi instinto se acelera descomunalmente haciendo que mis sentidos se multipliquen.
Me desboca… hasta el punto de llegar a vomitar todos aquellos asuntos que guardo para mí y que no acabo de digerir. El malestar culmina en ese punto. Los arrojo. Me despojo de la congoja interior… con ganas de expulsar algo más que quede en alguna hendidura de mi ser.
Creí que un misil propulsado a gran velocidad, ara lo único capaz de alcanzar la luna, llevándose, al menos, un cuarto de esta. De ese modo, jamás podría volver a posarse cual luna llena. De haber hecho esto habría alterado muchas cosas en la Tierra: las mareas, el calendario… e incluso los partos.

Pero creí que, igual que hace Arzak, darle la vuelta a la tortilla era una buena idea. Podría ver una cara más hecha de la vida, podría aprovechar lo que generase la Luna en mí. Las uñas largas me servirían para dar un zarpazo a cualquier historia que no interese, aullando y dejando ver mis colmillos al sonreír.

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