sábado, 30 de agosto de 2008

Incongruències

Vaig començar a escriure i em vaig adonar de quelcom important... res tenia sentit.

Sí, ben cert és que havia de ser una historia molt maca; si més no, la més bonica del món. La meva mà s’atabalà i començà a esborrar totes les paraules escrites. S’esfumaren la catedral, l’aigua de pluja, els cabells xops i el cavall... Tot s’esvaní per deixar lloc als mots que es tradueixen en seny, a les frases porugues que recuperen el coratge, als punts i a part que volen dir tal cosa...

També és indubtable que, potser, confecciono un tramat d’oracions i locucions que poden resultar il·legibles o incoherents. I és que, no té sentit pel fet que qualsevol individu que es disposi a entendre allò que s’expressa ho entengui; sinó perquè, per a mi mateixa, ja ho té.

Ara sí:
Ho dic quan escric... que sóc, que estic ben a prop.
I jo, ric. Tot i que sigui poc.
Evitant les conseqüències de certes incongruències; sens dubte, tenint paciència.
Sents el temps, reps els vents, estem contents.
Tancant, tapant, blindant, barrant la finestra de les temptacions.
Carregada de dubtes, i d’emocions.
I jo, ric. Tot i que sigui poc.
Sento un tic-tac, un batec, un solc al cor... i et faig un truc.

Sé que puc amb tot, i el que pensin... se me’n fot!

martes, 12 de agosto de 2008

)Pequeños placeres(

Hoy he pensado en ti.
Bueno... cada día pienso en ti.
Pero hoy es diferente.
He pensado en ti y han venido a mi mente los pequeños placeres de la vida.


Quedarme dormida en el sofá de manera no premeditada. Vibrar con una mirada que intenta transmitir y ponerme nerviosa. Apoyar la cabeza en la almohada con el pelo mojado. Despertar y oler a café recordando a quien lo ha tomado. Pasear siempre por Barcelona. Pasear por Barcelona en un día frío de invierno y tomar un chocolate caliente. Percibir el aroma particular de alguien gracias a una gran ráfaga de aire que ha leído mis pensamientos. Reírme por una tontería que sólo puede entender quien ha vivido el momento conmigo. Un masaje en los pies tras largas horas de posición vertical. Estirarme en la hierva con la única preocupación de mirar el cielo. Escribir frases inconexas y deshacerme de un peso interior. Que alguien me diga tequeromuso porque aún no lo sabe pronunciar bien. Vomitar mariposas. Leer un libro con un final que encaja. Salir de la ducha y poder secarme con una toalla caliente. Escuchar una canción que me eriza la piel, que me recuerda a cuando la escuchaba mientras desayunaba tostadas los lunes por la mañana... y de repente, pensar en ti. Y hacer que vengan a mi mente los pequeños placeres de la vida.
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domingo, 3 de agosto de 2008

Un cajón llamado DosMilSeis

La memoria de un recuerdo

Cuéntame si algo o alguien te detiene, más que el sordo sonido del viento. Cuéntame.
Fijo mi mente en un recuerdo, construido a mi manera, elaborado con detalle para que jamás puedas romperlo. No lo rompas más, te lo ruego.
Déjame que viva, por lo menos, idealizando momentos... idealizándote a ti... idealizando.
Daría mil vueltas, encontraría un elixir infalible, volvería a escribir cuentos... con tal de taladrar tu mente, con tal de saber qué piensas.
Dime, ¿tú también idealizas?
Cuéntame si algo o alguien te detiene, pues, a mí, me detiene el tiempo.


Luna triste, de plata, de bronce...

Luna triste, de plata, de bronce. Escondida entre las nubes su secreto esconde. Avergonzada por mostrar su desnudez y a la vez acostumbrada. Pálida por su soledad... sin embargo, orgullosa de ser contemplada.
Demasiado lejos para oírla llorar, demasiado perfecta; demasiado.
Inmensa fuente de inspiración de los grandes genios; punto de orientación... la reina del sueño.
La llaman los lobos, la duermen los niños, la miran los buhos... y yo, la pienso. Pienso en ella, en su secreto. Dicen las lenguas de antaño que sólo lo desvelará en el río. En el río está su reflejo... quien me revela su oculto sentimiento.
Su secreto es el amor que siente; pues se enamoró del Sol y a penas puede verlo.


¿Cuánto pesa un sentimiento?


Lentamente escribo desde la estación sin nombre. Pienso que, si escribo, el sentimiento también será algo material.
Las leyes de la naturaleza siempre me han dejado claro que el sentir es algo que va más allá... es algo metafísico, es algo demasiado abstracto y, sin embargo, real.
Lo que siento es demasiado pesado como para llevarlo conmigo durante todo un día. Me pesa y me paso las horas pensando dónde puedo encontrar el lugar, dónde puedo dejar durante un tiempo esta carga no material. Quizá un baúl es demasiado pequeño, quizá una caja no aguante su peso.
Por eso, intento poder dejar todo esto en unas palabras. Quiero que estas palabras soporten por mí esta carga.

Quizá no tenga cuerpo, pero sí un nombre... quisiera encontrar el lugar donde pueda yo dejar al remordimiento de conciencia.