Nostalgia
de antaño que queda sumida a cenizas. Ansiedad añeja reducida a papel deshecho.
Opresión en el diafragma transformada en hálito placentero. Transformaciones en
la psique que se producen como consecuencia de un baño en el ámbar.
Un naranja
que era necesario y esperado; el color del cambio, pues todo aquello
susceptible de permuta transita dicha tonalidad.
La noche da paso al día recibiendo el alba, siendo conocedor el atardecer que debe devolverle la jugada con el paso de las horas. Color naranja.
El hierro
se funde adoptando nuevas formas mediante la encumbrada temperatura del fuego;
también se oxida con el tiempo. Color naranja.
Los
vehículos alteran su ritmo y velocidad sobre el asfalto cuando el semáforo se
posiciona en el círculo central entre la libertad esperanzadora del verde y la
prohibición y peligrosidad del rojo. Color naranja.
El otoño
expulsa la clorofila de las hojas para que transiten de un estado maleable por
la savia a una sequedad crujiente que las hace caducas. Color naranja.
Quienes
buscan su media naranja, buscan cambiar la mitad de las cosas ya vividas.
Sin nada
que buscar y todo por encontrar, me hallo frente a una exposición de rayos
ultranaranjas que calarán mi piel provocando giros que podrían calcularse con
un medidor de ángulos. Con la intención de continuar así, excepto cuando la
luna llena me descubra y me produzca un cortocircuito mental que me nuble y me
cruce durante veinticuatro horas.