lunes, 30 de enero de 2012

Filtros · · · . . .


Ya es hora de volver. Pese a volver tiempos en los que la gente viste de gris. En época de trances la gente y el ambiente se colma de polución.

Los únicos negocios que progresan son las mutuas privadas y los vendedores de filtros mentales. Por un lado, las mutuas no son poco fehacientes en nuestro país; por otra parte, he de decir que los proveedores de filtros mentales son simples tahúres que comercian con artículos defectuosos desprovistos de efectividad absoluta.

Hace poco compré uno de esos filtros mentales en una de las mejores tiendas, recomendada en revistas de salud y bienestar. Decidí quedarme tuerta y comprarlo, puesto que el hombre del mostrador me exigió un ojo de la cara.

He de decir que el producto en cuestión funciona, pero sólo en parte. Lo coloqué en su debido lugar (tal y como indicaba el manual de instrucciones), pero sólo ha conseguido filtrar “lo gordo”, ya que de vez en cuando quedan posos que se cuelan por pequeños resquicios.

Una vez se elimina “lo gordo”, a parte de quitar kilos, también se suprime una gran parte de dolor y jaqueca perforadora de sien. El problema son los posos, no se pueden filtrar fácilmente. Simplemente se debe ir pasando cada día un colador hasta que estos sedimentos se vayan reduciendo como se reduce el átomo.

Mientras tanto, ocurre que los pequeños residuos causan intermitentemente vómitos y náuseas. Es cuestión de tamizar y tamizar… todo quedará reducido a la transparencia de una mente neta.

No es un buen momento para cambiar de trabajo, y menos a uno como el que tenía pensado… azafata de vuelo. Dicen que la venganza es un plato que se sirve frío; sin lugar a duda, ese oficio me permitiría hacerlo con disimulo, con libertad y con una sonrisa permanente en mis labios.

Realmente, ahora lo pienso, y me doy cuenta de que los altos vuelos me dan pavor, me asfixia estar a una altura demasiado elevada. Creo que el lugar en el que

se concibe la realidad y el estado de bienestar es estar tocando de pies a tierra. Además, detesto la sensación de que nadie esté por encima de nadie.

Aún no he decido anexionarme a la ninguna mutua, sigo testaruda en hacer funcionar el sistema público.

Hablando de inventos…. Por favor, que alguien les recuerde a aquellas personas que pueden recogerse el pelo y hacerse una coleta sin goma, que se ideó algo efectivo llamado champú (léase en el reverso el modo de empleo).