lunes, 27 de octubre de 2008

Perhaps... Burn-out

Me extrañó que aquella noche sonara, de repente, el tema de Patti Smith en plena calle, puesto que no era Navidad. Es la única época del año en que no me resulta extraño escuchar música que procede del aire, de los mismos altavoces que hace veinte años... pero Patti Smith no se dedica a los villancicos.
Tampoco pasaba ningún “coche-castillo” haciendo alarde de los decibelios. No.
La canción procedía del viento, la había hecho llegar para hacer de un momento preciso la viva imagen de una escena de musical. Un hecho un tanto anómalo, que activó en mi cara un signo de interrogación.
No ocurría nada tan inaudito desde el día en que me citaste en la carnicería. Pusiste como excusa que debía hacer de tripas corazón... pero el hedor del lugar me sobrepasaba.
Entré en casa y me encontré todo manga por hombro, sin saber por dónde empezar a arreglar el desorden. Me senté en el parquet (escuchando aún a Patti Smith sonando a las afueras del inmueble), todavía con las llaves en las manos y con el agobio de no saber qué debía recolocar primero.
Sonreí al ver que estaban en el suelo las zapatillas blancas de ballet, con esas tiras infinitas que se iban entrecruzando en las piernas. Sí, me las coloqué, me las ajusté y me puse de píe ante el espejo. La falta de costumbre, de práctica, me hizo desvanecer en un plié.
Al llegar en ese momento justo, me ayudaste a alzarme.
Propusiste ir a la tetería. Prometiéndome que, durante nuestra ausencia, las cosas irían, por sí solas, bailando al ritmo de Patti Smith para ajustarse y recuperar un orden.
Acepté, y llegamos al lugar. Fue la mejor manera que encontraste para mandarme un código secreto. Cuando el empleado te preguntó por lo que querías, le respondiste mirándome: Té.


Because the night belongs to us.

viernes, 24 de octubre de 2008

Puede que...


Al despertar me cuesta enfocar la vista, pues todo permanece borroso durante unos largos minutos. Me cuesta tener un enfoque claro de las cosas, y me cuesta creer. Siempre fui de aquél montón de gente de “si no lo veo, no lo creo”.Puede que mi elevada susceptibilidad desmorone los planes de futuro, puede que una simple piedra en el zapato me provoque detener el camino, puede que el repetirme las cosas a mí misma no haga más que hacer montañas de pequeños resaltos, puede que lo mío se encuentre aún en un lugar llamado “próximamente”, puede que me plantee las cosas con motivo...Llevé el cántaro a la fuente por primera vez, y resultó estar defectuoso. Ikea, ahora, ya no admite reclamaciones.Sí, también puede que esté mirando hacia el lugar equivocado, porque, al fin y al cabo, todo y cuanto me rodea sigue siendo maravilloso.