viernes, 28 de marzo de 2008

Incomparable al vinilo...

Dicen que cuando llevas más de dos años sin devolver algo que te prestaron, ese algo pasa directamente a ser de tu propiedad.

No es mío, pero lo siento como tal.

Temí, y mucho, que el boom de la piratería le perjudicase de alguna manera. Temí que factores externos no le dejaran mostrarse tal y como es. Temí.

Forma circular exacta. Sonido limpio, claro y transparente. Capaz de transmitirlo todo con uno de sus temas (infinitos y heterogéneos). No sólo se puede escuchar, también escucha y aconseja. No está a la venta de nadie... simplemente debes esperar que llegue a ti. Pero lo que más me gusta de este CD es que es “original”.

Estoy convencida de que el “Top Manta” jamás le lastimará en absoluto. Estoy convencida de que poco a poco obtendrá un éxito reconocido, y no exactamente la fama. Estoy convencida.

En momentos difíciles, escucharlo me ha ayudado a escalar las húmedas paredes de los hoyos en los que uno se resbala, por accidente, en la avenida que franquea la vida. Escucharlo permite reír... y sonreír.

Un "gracias". Un “nos llamamos”. Un fuerte abrazo.
...

lunes, 10 de marzo de 2008

¿Por qué 3?

¿Por qué tres?

Dicen que a la tercera va la vencida, sin embargo todos sabemos que luego hay una cuarta e incluso una quinta.

Los mosqueteros... los tristes tigres... los Reyes Magos... los cerditos... los hermanos Marx... las gracias de Rubens o Botticelli... las Supremes... el bueno, el feo y el malo... los ángeles de Charlie... las mellizas... las brujas de Eastwick... las Marías... todos ellos y muchos más eran tres, incluso los puntos suspensivos.

Es la segunda vez que pienso en lo mismo, pero también dicen que no hay dos sin tres. Y volveré a pensar. Y volveré.
Dicen que donde comen dos comen tres, aunque siempre oí decir que dos son compañía y tres son multitud.
He vuelto a pensar... y ya son más de tres veces. Me sincronizo y observo que pienso en lo mismo cada tres segundos.

Aquél sábado había tenido un mal día y me miré frente al espejo. Mi cara hablaba por sí sola... tenía un gran enfado y el genio empezó a brotarme por el cuerpo.
En lugar de revelarme con amargas lágrimas y voces incoherentes, decidí utilizar el genio para un fin de provecho... estimé pedirle tres deseos.
Deseé volver a sonreír. Me lo concedió. Deseé recuperar las ganas perdidas. Me las concedió. Deseé, por último, volver a tener tres deseos más, y así no dejar nunca de desear.

No me importaría vivir tres veces una misma vida si cada vez pudiera disfrutarla con la misma magia .

domingo, 2 de marzo de 2008

La llamaron Caperucita

Cuando Caperucita se negó a ir por el camino largo y se dispuso a andar por el sendero de toda la vida, el corto, el lobo entró en estado de shock.

Le dijo que no estaba para tonterías. Le dijo que estaba harta de coger florecillas y que al final del día quedasen mustias. Le dijo que ella sabía el camino de sobras, al fin y al cabo se trataba de su abuela, no de la del lobo. Le dijo que podía demostrarle cuanto quisiera mediante el GPS que tenía incorporado en su teléfono móvil. Le dijo que le apasionaba el mundo de la jurisprudencia y que sabía de buenas tintas que intentar ganarse la confianza de jovencitas para luego comérselas a ellas junto a sus ancianas abuelitas tiene castigo penal. Le dijo que con esas pintas nunca podría resultarle creíble a nadie. Le dijo que hay mucho mundo por ver y que debería hacer turismo para conocer otros bosques... encontrárselo cada vez que explicaba alguien el cuento empezaba a resultar molesto. Le dijo que, por favor, no le hiciera perder el tiempo, porque después de visitar a su abuela deseaba ir de compras para poder cambiar su caperuza anticuada por una moderna chaqueta roja de paño... con tanta charla le cerrarían las tiendas del centro. Le dijo que por su culpa la gente, por la calle, la miraba de reojo y le decían una vez la tenían lejos: “Menos lobos, Caperucita”. Le dijo que eran las siete y media, estaba oscureciendo y se sentía completamente absurda hablando con un lobo.

Después de un chasquido de dedos ante el hocico del lobo, Caperucita cogió con chulería su cestita y se dispuso a continuar su camino.

Los Mossos d’Esquadra encontraron al deprimido lobo en medio de la A2. Lo detuvieron por peligro público. Actualmente realiza talleres de reinserción social.
Colorín colorado.